San Ambrogio es una de las iglesias más antiguas y veneradas de Milán. Fundada en el siglo IV, es uno de los lugares de culto más importantes de la ciudad y un importante destino turístico.
La historia de San Ambrogio se remonta a la época romana, cuando Milán era conocida como Mediolanum. Según la tradición, la iglesia fue fundada en el año 379 por el obispo Ambrosio de Milán, quien más tarde se convirtió en santo. Se dice que Ambrosio construyó la iglesia en el lugar donde anteriormente se encontraba un templo dedicado al dios pagano Apolo.
La iglesia original fue construida en estilo románico y se mantuvo en ese estilo hasta el siglo XI, cuando fue reconstruida en estilo gótico. Durante la Edad Media, San Ambrogio se convirtió en un importante centro de peregrinación y culto. La iglesia albergaba importantes reliquias, incluyendo los restos de San Ambrosio y de otros santos y mártires. La antigua basílica paleocristiana de San Ambrosio se había erigido fuera de las murallas de la ciudad, en una zona donde habían sido enterrados muchos cristianos martirizados durante las persecuciones romanas, por lo que se la llamó Basilica Martyrum. El propio Ambrosio trasladó allí las reliquias de los santos mártires Gervasio y Protasio, asesinados en el siglo II d.C.
En el siglo XVIII, la iglesia sufrió importantes remodelaciones y renovaciones, lo que le dio su aspecto actual. El interior de la iglesia cuenta con un impresionante altar mayor de mármol, un techo de madera tallada y numerosas capillas laterales decoradas con frescos y pinturas.
San Ambrogio ha sido testigo de numerosos eventos históricos a lo largo de los siglos. En el siglo V, el emperador romano Teodosio fue excomulgado en la iglesia por haber ordenado la masacre de la población de Tesalónica. En el siglo VI, San Ambrosio fue el lugar de coronación de varios reyes lombardos, y en el siglo XII, el emperador Federico Barbarroja fue coronado allí como rey de Italia.
La Basílica de Sant’Ambrogio es el ejemplo más emblemático y logrado de la arquitectura románica lombarda. Con sus bóvedas, sus poderosos pilares, sus oscuros corredores y la desnudez de sus muros, la iglesia participa plenamente en la formación y evolución de ese lenguaje artístico internacional que identifica la arquitectura románica sobre todo con la potencia y la fuerza de su mampostería.
Este austero monumento se caracteriza por su sencillez decorativa: no encontrarás mosaicos, frescos, vidrieras ni objetos de lujo como telas, tapices o retablos de oro y plata o esmalte. Sin embargo, esta desnudez se enriquece con la hábilmente trabajada materia y su sobriedad, que la convierten en una arquitectura orgullosamente austera y estéticamente sublime.
Mitos y leyendas de San Ambrogio
San Ambrogio ha sido un lugar de culto importante durante más de mil años, y como tal, ha sido objeto de muchos mitos a lo largo de su historia.
El primer mito es el de la fundación de la iglesia. Según la leyenda, la iglesia fue construida sobre el lugar donde se encontraba un templo dedicado al dios pagano Apolo. Se dice que el obispo Ambrosio de Milán, quien más tarde se convirtió en santo, destruyó el templo pagano y construyó la iglesia en su lugar. Sin embargo, algunos historiadores argumentan que esta historia es más ficción que realidad.
Otra leyenda interesante sobre San Ambrogio es la de la venganza de los muertos. Según la leyenda, los cuerpos de los antiguos obispos de Milán están enterrados debajo de la iglesia. En tiempos de gran necesidad, estos obispos muertos saldrían de sus tumbas y caminarían por la iglesia para proteger a los fieles de cualquier mal.
Un mito más popular es el de la serpiente de San Ambrosio. Según la leyenda, un día mientras el obispo Ambrosio estaba predicando en la iglesia, una serpiente venenosa entró en la iglesia y se acercó a él. En lugar de huir, Ambrosio llamó a la serpiente y la obligó a salir de la iglesia. Desde entonces, se dice que la serpiente se ha convertido en un símbolo de San Ambrogio y puede ser vista en varias obras de arte en la iglesia.
Otra leyenda interesante es la de la espada de Carlomagno. Según esta historia, el emperador Carlomagno dejó su espada en la iglesia de San Ambrogio después de haber sido coronado allí como rey de Italia. Se dice que la espada está todavía en la iglesia y que es una poderosa reliquia que puede proteger a los fieles.
En el exterior de la Basílica podemos encontrar en una de sus columnas, una piedra cortada con dos agujeros claramente visibles. Cuenta la leyenda que fueron los cuernos del diablo al caer, luego de una pelea con San Ambrogio. Hay quienes aseguran que los agujeros suelen emanar olor a azufre y hasta hay quien sostiene que se escucha el ruido del infierno.
A San Ambrogio además, se debe la fundación de cuatro basílicas, conocidas como basílicas ambrosianas, bautizadas como Los Apóstoles (más tarde llamada San Nazaro), las Vírgenes ( hoySan Simplicio), los Profetas (luego San Dionisio, perdida) y los Mártires (más tarde la propia San Ambrosio). Lo interesante de estas iglesias es que fueron construidas en los cuatro puntos cardinales de la ciudad, para superponer una cruz ideal a Milán.
¿Quién fue San Ambrogio?
San Ambrogio, también conocido como Ambrosio de Milán, fue un santo y obispo de la Iglesia Católica que vivió en el siglo IV d.C. Nació en Tréveris, una ciudad ubicada en lo que hoy es Alemania, alrededor del año 340 d.C.
Ambrosio fue educado en Roma y más tarde en Milán, donde comenzó su carrera como abogado. En el año 374 d.C., se convirtió en el gobernador de la región de Milán y, como tal, tuvo un gran impacto en la vida política y religiosa de la ciudad.
En el año 374 d.C., la sede episcopal de Milán quedó vacante, y la elección de un nuevo obispo se convirtió en una fuente de conflicto entre los cristianos de la ciudad. En medio de la controversia, Ambrosio fue elegido como obispo, aunque él mismo todavía no era cristiano en ese momento.
Fue bautizado poco después y se convirtió en un defensor apasionado del cristianismo. Su influencia en la ciudad de Milán fue enorme, y trabajó incansablemente para construir iglesias, difundir la fe y reformar la vida religiosa y social de la ciudad.
San Ambrogio es recordado como uno de los grandes doctores de la Iglesia, y sus escritos y enseñanzas tuvieron un impacto duradero en la teología cristiana. También se le atribuyen varios himnos y cánticos litúrgicos, incluyendo el Te Deum, una de las oraciones más antiguas y reverenciadas de la Iglesia Católica.
Además de sus logros religiosos, San Ambrogio también es recordado por su papel en la política y la cultura de su tiempo. Fue un defensor de la autonomía de la iglesia y trabajó para mantener la separación entre la iglesia y el estado. También es recordado por su papel en la conversión del emperador romano Teodosio I al cristianismo. Murió en Milán el 4 de abril de 397 d.C.