Detrás de una fachada que pasa desapercibida, la Iglesia de San Maurizio es una de las joyas artísticas más extraordinarias de Milán. El monasterio femenino más antiguo de la ciudad es una extraordinaria expresión de la pintura renacentista lombarda.
Caminando por Corso Magenta, la Iglesia San Maurizio al Monastero Maggiore no llama para nada nuestra atención, pero ni bien cruzar el umbral, esta iglesia, ordinaria a simple vista, se transforma en un sitio realmente memorable.
Levantada sobre restos de edificios romanos y conocida como la Capilla Sixtina de Milán, la historia de la iglesia está íntimamente ligada a la del Monastero Maggiore (Monasterio Mayor), al que fue anexada. El Monasterio, un convento benedictino para mujeres está documentado a partir del siglo VIII-IX. La primera iglesia monástica, y al mismo tiempo el propio monasterio, estaba originalmente dedicada a María. La advocación a San Maurizio llegará de la mano del Papa Eugenio III a partir de 1148 cuando el monasterio y la iglesia pasarán a ser conocidos únicamente como San Maurizio.
A principios del siglo XVI hubo una fase de renovación importante y la iglesia fue completamente reconstruida, asumiendo su aspecto actual. Una inscripción, fechada en 1628, fija la colocación de la primera piedra el 20 de mayo de 1503.
Fueron dos importantes arquitectos quienes se encargaron de la tarea: Dolcebuono y Amadeo, famosos por haber participado en la construcción del Duomo de Milán, Santa Maria delle Grazie y hasta la Certosa di Pavia.
Arte renacentista en Milán
La decoración pictórica de su interior representa el testimonio más completo de la pintura renacentista conservada en Milán. El ciclo de frescos decorativos permite admirar la evolución de la pintura lombarda a lo largo del siglo XVI, realizada en gran parte por Bernardino Luini y su taller, Boltraffio, alumno de Leonardo, Vincenzo Foppa, por los hermanos Campi y por Simone Peterzano, maestro de Caravaggio.
La fachada de piedra gris de Ornavasso quedó inacabada en la primera fase operativa y fue completada en 1574 por Francesco Pirovano, un ingeniero de cámara que ya trabajaba en otras obras en el monasterio.
Con la supresión de las órdenes monásticas en 1798, la iglesia se separó del Monasterio, el cual se utilizó como cuartel, escuela, oficina de policía y hospital militar, para luego convertirse en la sede del Museo Arqueológico de Milán en 1964.
Esta original disposición de los espacios interiores define a la iglesia de San Maurizio: es una planta rectangular dividida por la mitad por una pared pintada al fresco donde una parte tenía uso público y era frecuentada por los fieles normales (la parte que da a la calle), mientras que la otra, el Coro de las Monjas, era accesible sólo a las religiosas las cuales no estaban autorizadas a cruzar sus fronteras y se comunicaban gracias a una reja todavía visible.
El espectáculo de la decoración
En las paredes y el techo, hay una fusión de pinturas y frescos que cubren todos los espacios, tanto en la parte pública como en el Coro de las Monjas. Bernardino Luini trabajó allí con su escuela entre 1522 y 1529, escribiendo relatos de santos, parábolas y episodios de la vida de Cristo y de la Biblia.
Los historiadores del arte destacan especialmente los frescos de San Maurizio y San Sigismondo y el gran fresco del arca de Noé, uno de los más buscados ya que fueron representados una pareja de unicornios subiendo al arca entre los animales.
En la tercera capilla a la derecha (llamada capilla Besozzi) se representan escenas del martirio de Santa Catalina de Alejandría pero personificado en la condesa de Challant que, acusada de ser la instigadora del asesinato de su amante, fue ejecutada de esta forma en 1526 en la Castillo Sforzesco.
El órgano de Antegnati
En el centro del coro de las monjas hay un precioso órgano del siglo XVI, obra de Gian Giacomo Antegnati, con puertas pintadas al temple por Francesco Medici da Seregno. El instrumento fue fabricado entre 1554 y 1557 y funciona por transmisión mecánica, compuesto por 50 notas y una pedalera de 20, unidas constantemente al teclado.
El órgano sufrió importantes modificaciones en el siglo XIX, para adaptarse al nuevo gusto musical, y fue devuelto a sus caracteres sonoros originales por una restauración realizada en 1982.
Iglesia San Maurizio al Monastero Maggiore