El sector turístico será uno de los grandes perjudicados por la crisis del Coronavirus. ¿Qué pasa y qué pasará con los cruceros, los museos y el verano en la playa? Re-pensar el nuevo turismo de masas.

Nadie sabe si tendremos vacaciones de verano o cuándo volverán a volar los aviones. El turismo es uno de los sectores más afectados por la crisis del Coronavirus, y en países como Italia, donde el 13 por ciento del PBI nacional depende de esta actividad, la situación además de incertidumbre, dejará a miles de personas sin trabajo. “Iremos al mar, pero con seguridad”, afirmó la secretaria de Turismo, Lorenza Bonaccorsi, aunque lo cierto es que de certezas no hay nada.

¿Volveremos a viajar a la playa como lo hacíamos? Quizás por los próximos meses es mejor hacerse a la idea de que no iremos a visitar nuevos destinos fuera de las fronteras de nuestros países. Ya sea por la cuarentena, las posibles nuevas oleadas de contagios, la falta de aviones o el alto costo de los billetes, este será uno de los peores años para el turismo extranjero. En el caso de Italia, las estimaciones hablan de que faltarán 25 millones de viajeros extranjeros este verano.

Cómo se organizarán los establecimientos balnearios en Italia dependerá de las reglas que se establezcan a nivel nacional, pero no se excluye que haya diferentes aperturas de temporada. Federbalneari y organizaciones locales están lanzando algunas ideas para afrontar el verano 2020 como las de hacer reservas obligatorias para las playas y definfectar la arena periódicamente.

 

Otras cosas en las que se piensa es en las distancias entre las sombrillas: incrementarán entre 14 y 16 metros cuadrados una de la otra, y hasta hubo quien especuló con sombrillas “familiares”, para un máximo de 3-4 personas, como si fueran casas. Otra opción presentada tiene que ver con el uso de jaulas de plexiglás aunque con el calor de agosto no parece una buena idea.

Las áreas de juego comunes estarán inactivas y podría aprobarse el uso de cubiertos desechables para restaurantes, algo que actualmente está prohibido. Mauro Della Valle, vicepresidente de Federbalneari, propone una autocertificación, una especie de licencia de inmunidad pero también el uso de análisis de sangre rápidos.

Los museos serán más virtuales

“En el mundo post-Covid los museos dejarán de ser objetivo del turismo masivo y los indicadores de éxito serán menos cuantitativos y más cualitativos”, dice Ana Botella Diez del Corral, Responsable de Programas Públicos, en la Wellcome Trust del Reino Unido según publica El País de España. “Es una crisis de salud, pero también una crisis existencial que va a provocar cambios fundamentales en nuestro estilo de vida. No tiene sentido seguir con las mismas prácticas museológicas (en las exposiciones, los programas públicos o la educación). Debemos replantearlo todo. No dejo de preguntarme cómo reabrir y contribuir de manera relevante a las necesidades sociales”, añade Botella.

“Estamos cerrados por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. El efecto es devastador para nosotros”, expresó a fines de febrero Christian Greco, director del Museo Egipcio de Turín, tras el cierre causado por las medidas contra el coronavirus. El museo pierde 500 mil euros por semana, una cantidad enorme teniendo en cuenta que no es un museo estatal.

Solo los museos estatales italianos aportan el 1.6% del PIB, un poco menos que la agricultura. Una participación que equivale a 27 mil millones de euros e incluye el impacto directo e indirecto generado por los costos incurridos por los museos (instalaciones, personal) y por los visitantes / turistas culturales (boletos y compras / inducidos en el territorio, por ejemplo, hoteles, bares, restaurantes ).

117 mil trabajadores trabajan en los 358 museos estatales. 53 millones de personas visitaron los museos en 2018, generando ingresos para visitantes de 280 millones de euros.

 

 

Con una alta dependencia del turista extranjero, los museos además de perder visitantes, deberán enfrentar la crisis económica que eso conlleva. “A diferencia de los museos estadounidenses, en su mayoría privados, – explica Alberto Garlandini, vice presidente dell’ International Council of Museums al diario Sole 24ore ,  – los museos estatales italianos hasta hace tres o cuatro años eran 100% sostenidos por el estado italiano; desde algunos año el 20% de sus ingresos provienen de ingresos autónomos: entradas y actividades como eventos públicos o privados, proyectos e iniciativas similares”. Ante la caída de las visitas, los museos están en serio riesgo económico de supervivencia, así como sus trabajadores.

Un camino a seguir sería la creación a través de bonos de arte u otras donaciones privadas, de un fondo nacional o fondos regionales en apoyo de museos. Según Garlandini, un fondo nacional no funciona: “con 60 millones de habitantes y fuertes diferencias regionales, es más fácil plantear la hipótesis de la creación de fondos y redes regionales para la gestión integrada”.

Durante la cuarentena, muchos son los museos que han abierto sus colecciones en plataformas on line para que el público pudiera disfrutarlas desde su casa. Quizás sea hora de empezar a pensar alternativas en este camino hasta que la situación de peligro de contagio desaparezca. Las grandes conglomeraciones frente a la Mona Lisa serán experiencias del pasado.

Los cruceros, una excepción

Cruceros sin puerto, varados en cuarentena u obligando a descender a sus pasajeros en países fuera de la ruta fueron noticia corriente en los últimos eses tras la explosión de casos en algunos de ellos que al tratarse de un entorno cerrado, se convertían en un lugar propicio para la propagación del Covid. Pese a estas circunstancias y la paralización total del turismo internacional, la industria de los cruceros ha incrementado en un 40 por ciento la cantidad de reservas para el próximo año, en comparación de las reservas registradas el año pasado.

 

“Sólo un 11% de las reservas son aplazamientos. El resto corresponde a nuevos clientes deseosos, pese a la pandemia, pese al riesgo de aislamiento, viajar en crucero el año próximo”, dice un artículo de Magnet. “Más datos que sorprenden en este contexto: un informe de UBS estima que en torno al 76% de quienes vieron cancelado su crucero para los próximos meses han pedido un vale, no un reembolso; una encuesta de Cruise Critic sobre 5.000 clientes indica que el 75% sigue planeando contratar un crucero cuando pueda; y otra de Harris Poll limita al 22% los clientes que lo harán en “un año” o más”, continúa el atículo.

Parece que los cruceristas no han perdido el miedo a viajar, y con las medidas de precaución necesarias, este sector podría ser una opción para el maltrecho turismo internacional.