La ciudad del hinterland milanés, fue cuna de grandes fábricas industriales de la llamada Segunda Revolución Industrial. Un recorrido por la Falck, para conocer la belleza de la arqueología industrial lombarda. Fotos de @fralephoto
A finales del 1800 y principios del 1900, Milán y las ciudades que la rodean, comienzan a volverse ciudades industrializadas: miles de pequeños agricultores de la zona, así como de las regiones más empobrecidas del Sur, llegarán a la Lombardía para convertirse en obreros de los grandes y nuevos implantes industriales, realizado un crecimiento económico y una explosión demográfica urbana sin precedentes.
De Milán a Sesto San Giovanni
Con la llegada de tantas fábricas, ciertos empresarios milaneses decidieron desplazar sus establecimientos de la zona urbana, hacia un lugar más espacioso y con menores costo. Sesto San Giovanni, ubicado al norte de Milán, rápidamente se convirtió en una enclave ideal para esa función, debido a sus excelentes conexiones con la ciudad a través del tranvía, y con el resto de Europa, con la apertura del túnel ferroviario del San Gotardo, que conectaba Milán – Monza. De esa manera, Sesto, podía recibir el hierro y el carbón necesarios para la industria del acero.
El sector textil con la llegada de De Angeli Frua; la fábrica del Campari, Ambrogio Binda con la papelería, Lagomarsino con la producción de máquinas de cálculo mecánico; los relojes de la Borletti, los neumáticos Pirelli, la metalúrgica Breda, las motos Garelli y la siderúrgica Falk, por citar algunas de las más reconocidas, dejaron un profundo legamen en el tejido social de esta sociedad dándole una nueva cara para la ciudad.
Además, la central eléctrica Cassano D’Adda, proporcionaba la energía necesaria para cualquier producción. Los trabajadores de ciudades cercanas como Lecco, Como, Brescia y Bérgamo, también accedían a la zona con facilidad, por lo que el establecimiento de nuevas fábricas y el aumento de la población, le generaron a la pequeña comuna un potente desarrollo urbanístico.
Las fábricas se establecieron en Sesto y pronto comenzaron también la construcción de los barrios para sus trabajadores, determinando definitivamente el aspecto de la ciudad. Las fábricas, ocupaban 4 de los 11 kilómetros cuadrados con los que cuenta esta comuna. A Sesto se le dirá “la pequeña Manchester”, en relación a una de las ciudades más industrializadas de Inglaterra de aquellos años.
La Falk
La Empresa anónima de siderurgia y herrería de Lombardía (1906) luego llamada Acerías y herrería lombardas Falck (1930) fue fundada por Giorgio Enrico Falck, y fue la primera fábrica en llegar a Sesto San Giovanni, y una de las más antiguas fábricas de siderurgia de toda italia. Produjo aceros para distintos productos, hierro fundido y productos terminados y semiacabados por 90 años, hasta que en 1995 apagó para siempre sus hornos.
Después de la I Guerra Mundial, la planta de la “Unione”, como viene llamado el primer establecimiento de Sesto San Giovanni, se convierte en la mayor siderúrgica italiana, frente a las plantas de Fiat en Turín, Ilva en Bagnoli o la Magona en Piombino.
También por esos años, la Falck construyó el Albergo Operaio Falck, un albergue para obreros Falck, justo frente a la conserjería de la planta de Unione, destinado a los trabajadores pendulares de áreas cercanas como Lecco y Bérgamo. Luego de 1920, la empresa construyó además edificios residenciales y una década más tarde, el “Falck Village”, un barrio para obreros, con jardín de infantes y escuela primaria con metodología montessori, y una escuela secundaria administrada directamente por el personal de Falck.
Durante los años del fascismo, de estas fábricas también nacerán las grandes huelgas de 1943 y 1944, que luego se extendieron a Italia y Europa y asestaron un duro golpe al nazi-fascismo. Testimonio de ello es que la ciudad de Sesto San Giovanni ha recibido la Medalla de Oro a la resistencia Antifascista, al igual que Milán.
El final
En la década del ’60, las industrias de Sesto participaron al llamado “Miracolo económico italiano”, pero a finales de los ’70 comenzó el largo e inexorable período de crisis de la industria siderúrgica y metalúrgica que conducirá al declive de las grandes fábricas. Tras la crisis del acero, Falck se trasladó al mercado de las energías renovables a través de su filial Sondel, hasta el año 2002 cuando se convirtió en su principal negocio.
En 2010, se propuso toda esta colosal obra de arqueología industrial, como candidata a convertirse en patrimonio Unesco. Los grandes techados, las torres, los hornos, todo sigue allí en pie, dotando a la ciudad un siglo más tarde, de una apariencia única en su tipo. Si bien se está trabajando en un plan de marketing turístico que potencie este lugar, todavía no se han iniciado obras de restauración y promoción. Habrá que esperar un poco, sin embargo así como está, es un verdadero viaje al siglo pasado.
El comune de Sesto San Giovanni está conectado a la ciudad de Milán a través de la Metro M1, por lo que es fácilmente accesible para poder visitarlo.