Hospitales colapsados, falta de zonas rojas, de hisopados y ausencia de una red de control. Los errores de la gestión de la pandemia.
Nadie puede explicar porqué en la región de la Lombardía, el número de personas fallecidas es mucho más elevado que en las regiones vecinas como Véneto o Emilia Romagna, lugares donde la epidemia prendió fuerza de la misma manera a fines del mes de febrero. Según un artículo publicado por el Corriere della Sera, en Lombardía han habido 11 muertes cada 10 mil habitantes, en comparación de 6 de la Emilia Romana y 2 del Véneto. Si se consultan las estadísticas oficiales del Istat (Instituto de Estadísticas de Italia), en Milán mueren 90 personas cada día, mientras el año pasado morían 30. Misma situación se registra en Bérgamo donde mueren 21 en lugar de 4, o en Brescia, donde el número de muertes diario es de 20 contra los 5 del 2019.
¿Qué pasó en Lombardía? Seis errores sobre los que pensar el desenvolvimiento del sistema público de salud y la responsabilidad política de la gestión:
1. Reanimaciones en crisis
El sistema hospitalario lombardo contaba al inicio de la crisis con una cantidad de camas de terapia intensivas insuficientes: sólo 8,5 camas cada 100 mil habitantes (el Véneto por ejemplo, contaba con 10 camas cada 100 mil habitantes). El 30 por ciento de esas camas, era administrado por la salud privada, y la Región debió contratar ese servicio en un momento de donde el factor tiempo era crucial. Todos los esfuerzos se concentraron en fortalecer el sistema hospitalario frente a la ola de pacientes en condiciones graves, pero no se dieron instrucciones claras para el personal de atención primaria ni se repartieron dispositivos de protección.
2. Vigilancia territorial
Desde las primeras semanas de iniciada la crisis de contagios, la Región Lombardía renunció a la vigilancia y controles sobre las personas contagiadas, una estrategia crucial para detener la expansión de los contagios. Según el Corriere della Sera “los contactos cercanos con demasiada frecuencia ni siquiera son llamados por el ASL (Empresa de Salud Local) para monitorear la cuarentena”.
Ana, una española que vive en Milán consultada por mí, estuvo semanas conviviendo con su marido con síntomas de haber contraído la enfermedad, sin recibir nunca asistencia médica más allá de la telefónica. Ni a ella, ni al marido, ni a sus hijos se les realizó un hisopado para corroborar la enfermedad. Tampoco se controló el cumplimiento de la cuarentena en ningún momento. Hoy, todos se encuentran en buen estado de salud, pero no tienen la certeza si tuvieron o tienen el virus, o si lo siguen contagiando.
Los médicos de base, los primeros en interceptar a los pacientes con los primeros síntomas de contagio, fueron abandonados durante semanas. Los que atendían a sus pacientes, arriesgaban su vida por falta de elementos sanitarios (Más de la mitad de los médicos fallecidos eran médicos de base); los que dejaban a los pacientes en sus casas con la prescripción de tomar taquipirina, abandonaron a su suerte a los ciudadanos; cuando las condiciones empeoraban, llegaban al hospital ya en situaciones críticas.
La resolución que da indicaciones precisas sobre la gestión territorial de Covid-19 está fechada el 23 de marzo, un mes después del brote de Codogno. Las Usca (Unidades de Continuidad de Asistencia Especial) están configuradas para visitas domiciliarias: un equipo de médicos por cada 50 mil habitantes. Doscientos para Lombardía: incluso hoy solo hay 37 activos.
3. Poca autonomía en la toma de decisiones
La masacre de los hogares de ancianos (Rsa) pagó el precio por el retraso en el cierre de las visitas familiares (a partir del 4 de marzo), la decisión de la Región de enviar a los pacientes positivos menos graves a lugares gratuitos en el hospital (resolución regional del 8 de marzo), la falta de apoyo en el suministro de dispositivos de protección, así como la poca capacitación del personal de estas estructuras en dificultades para manejar una emergencia similar.
Entre finales de febrero y principios de marzo, se dedicaron días enteros para convencer al gobierno de Giuseppe Conte de tomar medidas para blindar a Italia, pero, a pesar de conocer la urgencia de cerrar Nembro y Alzano en el área de Bérgamo, el gobernador Attilio Fontana y el el concejal de la Salud Giulio Gallera, esperan el decreto del Primer Ministro del 7 al 8 de marzo. Algunos alcaldes y las industrias estaban en contra de las medidas restrictivas, pero el gobernador y su asesor sabían a qué riesgos estaban exponiendo a la población y no decidieron de manera responsable.
4. Falta de hisposados
La Región no toma una posición firme con la realización de hisopados. Sólo los realiza a las personas con síntomas y la decisión de los últimos días de aumentarlos es el resultado de medidas gubernamentales. No existe una línea política autónoma como en Veneto y Emilia, especialmente en las pruebas para médicos y enfermeras. La Región se enfoca en construir el hospital en la antigua Fiera di Milano en menos de dos semanas: inaugurado el 31 de marzo, hoy la Unidad de Cuidados Intensivos inicialmente presentada como capaz de acomodar 600 camas, tiene solo 10 pacientes.
5. La rueda de prensa de la tarde
El gobernador y el concejal de Sanidad dijeron que no se necesitaban máscaras, que los hisopados solo deben hacer en los enfermos graves, que era mejor tratarse en casa con taquipirina. Luego dijeron lo contrario. Solo los médicos generales y los hospitales tuvieron el coraje de experimentar con tratamientos que eventualmente permitieron que muchos pacientes se recuperaran. En Milán el Instituto Mario Negri, ha solicitado datos de los infectados durante mucho tiempo, datos importantes para comprender cómo se comporta la enfermedad. Pero la Región no se los da. El motivo es desconocido. La preocupación parece ser solo una: la conferencia de prensa de la tarde con la cual el número de muertos, infectados (que es solo el número de los que han sido examinados) y el de los curados (también falso, basado en solo en aquellos dados de alta de la sala de emergencias).
6. La mirada hacia la «Fase 2»
El gobierno nacional propone abrir algunos comercios a partir del 14 de abril, y Lombardía dice no. Ahora, la región que se había opuesto fervientemente a la apertura, y pese a tener el mayor foco de contagio del país, decide que abrirá el próximo 4 de mayo, pese a que en Roma una take force de especialistas vienen trabajando desde hace semanas para encontrar la mejor manera de hacerlo. Desde el gobierno acusan que la idea es una jugada del líder del movimiento La Liga, Matteo Salvini, fuerza que gobierna la región.
El gobernador de la Lombardía, Attilio Fontana, en pocos días pasó de la línea de máximo rigor con respecto a los cierres, a la «reapertura inteligente». En La provincia de Milán los casos aún no disminuyen, y en las oscilaciones de esta semana se registraron número de contagios similares a los de mitad de marzo. ¿Y si se provoca una segunda oleada de contagios en la gran metrópoli? Cuando la crisis pase, la clase política de Lombardía deberá rendir algunas cuentas con la sociedad y con la justicia.